viernes, 25 de noviembre de 2011

Enamorada de un Recuerdo (Capítulo 6)


Después de nuestro enfrentamiento Miki y yo no volvimos a hablar nunca más. Yo parecía estar poseída por el amor desenfrenado, casi obsesivo, que sentía por Dani, al que ni siquiera había visto desde nuestro último encuentro, y por el deseo de destruir a Miki, mi amiga de la infancia. En mí nacía algo llamado odio. Mientras dejaba que mi alma se consumiera por el amor que sentía, África deseaba encontrarlo.

Capitulo 6: Reencuentro inesperado 

Quizás es el grito desesperado del invierno, siempre esperando a que caigamos en sus garras, o la sensación de soledad que nos embarca a la llegada del frío. Sea lo que sea, África lo sentía. El amor no llamaba a su puerta desde que desembarcamos hacía ya meses y África empezaba a desesperarse.

- ¿Crees que me quedaré sola para toda la vida? -me preguntó a la vez que acercaba su cara a la mía, como esperando que, a esa distancia, pudiese distinguir el monstruo que ella creía llevar dentro.

- No.

- Estoy empezando a pensar que sí.

- Pienso que si estás sola es por algo -no debí decir eso.

- ¿Qué quieres decir? -se avecinaba una tormenta, la veía venir-. ¿Me lo merezco? ¿es eso lo que querías decir?

- No -creí que aun podía apaciguar las aguas-. Es sólo que... si fueses un poco más... menos... me entiendes, ¿no?

- ¿Dices que si fuese un poco más simpática y menos exigente encontraría novio?

- Exacto.

- Me niego. Yo nunca me rebajo por nadie, a diferencia de ti que la verdad das un poco de pena diciendo el nombre de ese chico en sueños.

Me pregunté si aquello era verdad. Sí, lo era. ¿Hasta ese punto había llegado? Necesitaba reencontrarme con Dani.

- Mañana iremos de caza.

- ¿De caza?

- Sí, vamos a cazar chicos al centro comercial. Nos pondremos guapas y tú te olvidarás de del chico ese -Dani, susurré-.

Accedí a su proposición sin dudarlo ni un segundo, al fin y al cabo ella es la que manda. No me hacía nada de gracia la idea de visitar esa selva de cemento llamada Centro comercial, pero tuve que aguantarme. Al día siguiente África se levantó más temprano que nunca, y con ella, yo. Se lavó el pelo, arregló las uñas y se puso ese vestido tan ajustado que, si bien no enseñaba mucha carne, haría las delicias de cualquier adolescente perturbado. Yo me puse una cazadora, unas botas de camionera y la misma camiseta que llevaba el día anterior.

- El objetivo del día es coquetear, y si vemos que la cosa va a más entramos en acción -me explicó África mientras bajábamos las infinitas escaleras que conectaban mi piso con la entrada del edificio. Hacía frio, mucho frio. Ante sus palabras sólo pude asentir con la cabeza.

Aunque el Centro Comercial estaba cerca de casa, África decidió tomar un bus para que el viento no la despeinara. Era la viva imagen de la frivolidad y el egocentrismo, pero debo reconocer que es guapa. Muy guapa. Al llegar al centro comercial África me dio unas pequeñas instrucciones:

- Vale, yo permaneceré en la planta de abajo viendo si pillo algo, tú puedes ir a la segunda planta y entretenerte en la tienda de animales.

- Prefiero ir a la ultima planta, allí está la librería y...

- ... no me cuentes tu vida -sentenció ella y después desapareció entre una marea de personas interminable.

Con paso firme y decidido me encaminé a la librería. Eran cinco plantas más arriba así que cambié las escaleras mecánicas por el ascensor. Normalmente el ascensor tardaba varios minutos en llegar, pero ese día parecía estar esperándome él a mí. Estaba abierto de par en par, sin nadie más dentro. Su color metálico parecía atraerme hacia el interior, intentando que ambos formásemos un todo, un mismo ser. No le di mayor importancia y me colé entre sus puertas, ignorando el cartel de la entrada: "Ascensor con problemas técnicos."

Pulsé el botón numero cinco y me relajé con la música que salía por los altavoces. Inmediatamente las puertas se abrieron, estaba en la primera planta, el ascensor ya no era solo mio. Dos jóvenes aparecieron ante mí, dos jóvenes que conocía perfectamente: Kevin y Mónica. Ninguno dijo nada, hicieron como si yo no existiera a pesar de que era la única que estaba en aquel ascensor. Pulsaron el botón cinco.

Segundos más tardes, en la segunda planta, la música y el ambiente crispado de mi ascensor volvió a romperse. Esta ves apareció una chica: África.

- ¿Qué hacéis aquí? -dijo ella jadeando. Kevin y Mónica siguieron en silencio.

- No... ¿Qué haces tú aquí y por qué estás tan sudada? -su peinado perfecto había desaparecido y su frente chorreaba sudor.

- Sí, sé que debería haberme quedado en la primera planta, pero vi a un chico guapísimo en dirección al quinto piso. Va acompañado de una rubia con cara de pija, así que habrá problemas. He subido dos plantas corriendo.

No dije nada. Juntos, los cuatro, nos encaminamos al quinto piso. Ya no se escuchaba la música debido a los jadeos de África y los latidos trepidantes del corazón de Kevin. Estábamos en el tercer piso y las puertas, por enésima vez, volvieron a abrirse. Una voz, tenue y oscura a la vez, se coló por las puertas del ascensor:

- Debimos cogerlo desde el principio, ya estaríamos arriba -decía.

Era una chica de facciones suaves, mirada cálida y empalagosa. Era Miki, mi "mejor amiga". La respiración se me cortó de repente e intenté que no me viera dándome la vuelta y tapando mi cabeza con la capucha de mi abrigo. África no pareció pillar mis intenciones:

- Laura, esa es la chica de la que te hablé y va con ese chico tan guapo. Tengo que atacar. A la de tres me acerco a él como si nada y le guiño el ojo. Es más joven que yo, pero no me importa, estoy desesperada.

No contesté, esperando que África se diera cuenta de que no deseaba que Miki me viera. Las puertas volvieron a cerrarse, pero la música había desparecido. En ese momento no le presté importancia a la ausencia de la música, estaba muy ocupada pensando en que Miki y yo estábamos a escasos metros.

Cerré los ojos, ya estábamos en el cuarto piso. Sólo faltaba una planta para mi libertad cuando una brusca sacudida hizo que el ascensor se balanceara de un lado para el otro como una peonza. Caí al suelo, aún con los ojos cerrados. Al abrirlos, me di cuenta de que las luces estaban apagadas y que Mónica, África y Miki estaban gritando como locas. Sentí como alguien palpaba mis manos en busca de un pilar al que sostenerse. Las luces se encendieron. Alcé la vista y vi quién sostenía mi mano, era el chico que acompañaba a Miki, era Dani, mi Dani. Nos miramos durante un segundo, escarbando lo más profundo de nuestras almas. Sentí como mi corazón se aceleraba hasta el punto de desbocarse, ¿estaría soñando de nuevo o Dani era real?. Las luces volvieron a apagarse.

Continuará...

*Capítulos Anteriores*

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5

4 comentarios:

  1. Hola me gusto tu blog! te pasas por el mio? saludos! suerte! ^^

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  2. Me dejaste impresionada. Ahora quiero saber qué va a pasar. Así que espero con ansias el próximo capítulo.
    Besos.

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  3. Hola
    Apenas he empezado a leer esta historia. No tienes el Link para que te pueda afilar en Blog??

    Etzziio

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